Si cuido y elaboró una imagen como si mi perfil o mi cuenta fuesen parte de mí (o incluso todo lo que soy), ¿Yo uso? o ¿Me usan a mí? Si estoy viviendo un momento valioso y me desconecto del mismo porque algo en mí está pensando en publicarlo, ¿Yo uso? o ¿Me usan a mí? Si busco "likes" diciendo y haciendo lo que creo que funciona para obtenerlos, ¿Yo uso? o ¿Me usan a mí? Si siento que si no lo expongo en las redes es como si no lo hubiera vivido, ¿Yo uso? o ¿Me usan a mí? Si creo que por construirlo en las redes lo Soy, ¿Yo uso? o ¿Me usan a mí? Si siento que solo me comunico o me desahogo si lo público en ellas, ¿Yo uso? o ¿Me usan a mí? Si derivo cierta sensación de valía de tener "seguidores", "amigos" o aprobación en mis publicaciones, ¿Yo uso? o ¿Me usan a mí? Si siento la necesidad de estar activo-vivo en ellas, y por lo miso comparto cualquier cosa con tal de hacer "presencia", ¿Yo uso? o ¿
En las redes sociales vivimos la ilusión de estar construyendo nuestra individualidad mientras nos masificamos.
La primera cuestión que aquí llama a la reflexión es la siguiente: ¿Por qué algo que se suponía opcional se convirtió casi en obligatorio, en parte inherente de la vida contemporánea? ¿Por qué son tan pocas las personas que deciden no usar estas redes, y son menos aún las que tratan de encontrar que puede serles útil y que no, para moldearlas a su manera a desprecio de las reglas impuestas por quienes se lucran de las mismas? (Reglas que en su mayoría son construidas para explotar económicamente la privacidad voluntariamente perdida por el usuario). Las redes sociales en general, se han convertido en la sociedad actual en la principal carta de presentación de las personas ante muchas otras, y a veces ante instituciones privadas y públicas. Ello a pesar de que es obvio para todos, por la propia experiencia, que en las mismas solo se muestra una cara de la realidad personal: la que se quiere vender. Lo cierto es que de manera más o menos acrítica la gran mayoría absorbe esta