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Una de las críticas más acertadas en torno a las redes sociales es la que señala que, mientras más creemos comunicarnos más nos encerramos en nuestra limitada visión: nos conectamos con, y "premiamos" a, quien piensa como nosotros. Satisfacemos lo igual, moldeando y moldeandonos a ese tenor.
Específicamente Facebook se encarga de potenciar esto: le interesan clientes satisfechos enfrascados en su mundo, que no se enfrenten a incómodas realidades.

Entre otras cosas, se crean comunidades más o menos encerradas en sus visiones, incapaces de un diálogo verdadero. Ejemplo de estas agrupaciones son las referentes al "neo-ateismo" y las "nuevas espiritualidades". Las dos convertidas en industrias en crecimiento continuo, facturando millones en libros, conferencias, programas en medios, etc.

Aquí sendos gurús de estas corrientes sientan su posición. Vale reconocerles, al menos, la disposición a un cierto nivel de diálogo, así sea superficial: a la postre este "diálogo" también es parte del negocio.

Seguramente no es el vídeo más entretenido, pero vale una ojeada sin prejuicios, sobre todo por parte de quienes permanezcan más encapsulados en una visión cerrada al dialogo con otras perspectivas, Al fin y al cabo refleja una realidad, nos guste o no.

https://youtu.be/BiwLrxPb1fE

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Algunas reflexiones hechas con un toque caricaturesco en el momento de más auge de Facebook, pero que por supuesto aplican a otras redes.

En las redes sociales vivimos la ilusión de estar construyendo nuestra individualidad mientras nos masificamos.

La primera cuestión que aquí llama a la reflexión es la siguiente: ¿Por qué algo que se suponía opcional se convirtió casi en obligatorio, en parte inherente de la vida contemporánea? ¿Por qué son tan pocas las personas que deciden no usar estas redes, y son menos aún las que tratan de encontrar que puede serles útil y que no, para moldearlas a su manera a desprecio de las reglas impuestas por quienes se lucran de las mismas? (Reglas que en su mayoría son construidas para explotar económicamente la privacidad voluntariamente perdida por el usuario). Las redes sociales en general, se han convertido en la sociedad actual en la principal carta de presentación de las personas ante muchas otras, y a veces ante instituciones privadas y públicas. Ello a pesar de que es obvio para todos, por la propia experiencia, que en las mismas solo se muestra una cara de la realidad personal: la que se quiere vender. Lo cierto es que de manera más o menos acrítica la gran mayoría absorbe esta