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Mostrando entradas de enero, 2019
Una de las críticas más acertadas en torno a las redes sociales es la que señala que, mientras más creemos comunicarnos más nos encerramos en nuestra limitada visión: nos conectamos con, y "premiamos" a, quien piensa como nosotros. Satisfacemos lo igual, moldeando y moldeandonos a ese tenor. Específicamente Facebook se encarga de potenciar esto: le interesan clientes satisfechos enfrascados en su  mundo, que no se enfrenten a incómodas realidades. Entre otras cosas, se crean comunidades más o menos encerradas en sus visiones, incapaces de un diálogo verdadero. Ejemplo de estas agrupaciones son las referentes al "neo-ateismo" y las "nuevas espiritualidades". Las dos convertidas en industrias en crecimiento continuo, facturando millones en libros, conferencias, programas en medios, etc. Aquí sendos gurús de estas corrientes sientan su posición. Vale reconocerles, al menos, la disposición a un cierto nivel de diálogo, así sea superficial: a la postre este &q

Las redes sociales como una exacerbación de la vida degradada a una puesta en escena.

Mucho se ha repetido que una herramienta no es buena ni mala, y que lo que esta pueda generar depende del uso que le de quien la sujeta. Pero tampoco es menos cierto que quedarse en dicha abstracción, sin observar las prácticas sociales predominantes, nos impediría entender el carácter principal que cualquier herramienta adquiere en lo concreto. En el caso de las redes sociales en Internet, indicar que entre sus principales motores se encuentra la capacidad que tienen de potenciar aquella premisa que ya en la Colombia de los 90 popularizara Juan Manuel Correal –más conocido entonces como Papuchis-: “Lo importante no es ser sino aparentar”, resulta bastante de Perogrullo.  Las disertaciones que al respecto se han dado, aunque no inunden los medios, tampoco son escasas.   La mayoría de ellas sin embargo parecen centrarse  en la dificultad que se crea en muchas personas, principalmente adolescentes, al sentirse forzadas a vender su imagen día tras día. Excluyen así el problema

Algunas reflexiones hechas con un toque caricaturesco en el momento de más auge de Facebook, pero que por supuesto aplican a otras redes.

¿Yo uso las redes sociales? o ¿Las redes sociales me usan a mí?

Si cuido y elaboró una imagen como si mi perfil o mi cuenta fuesen parte de mí (o incluso todo lo que soy), ¿Yo uso? o ¿Me usan a mí? Si estoy viviendo un momento valioso y me desconecto del mismo porque algo en mí está pensando en publicarlo, ¿Yo uso? o ¿Me usan a mí? Si busco "likes" diciendo y haciendo lo que creo que funciona para obtenerlos, ¿Yo uso? o ¿Me usan a mí? Si siento que si no lo expongo en las redes es como si no lo hubiera vivido, ¿Yo uso? o ¿Me usan a mí? Si creo que por construirlo en las redes lo Soy, ¿Yo uso? o ¿Me usan a mí? Si siento que solo me comunico o me desahogo si lo público en ellas, ¿Yo uso? o ¿Me usan a mí? Si derivo cierta sensación de valía de tener "seguidores", "amigos" o aprobación en mis publicaciones, ¿Yo uso? o ¿Me usan a mí? Si siento la necesidad de estar activo-vivo en ellas, y por lo miso comparto cualquier cosa con tal de hacer "presencia", ¿Yo uso? o ¿