Una de las críticas más acertadas en torno a las redes sociales es la que señala que, mientras más creemos comunicarnos más nos encerramos en nuestra limitada visión: nos conectamos con, y "premiamos" a, quien piensa como nosotros. Satisfacemos lo igual, moldeando y moldeandonos a ese tenor. Específicamente Facebook se encarga de potenciar esto: le interesan clientes satisfechos enfrascados en su mundo, que no se enfrenten a incómodas realidades. Entre otras cosas, se crean comunidades más o menos encerradas en sus visiones, incapaces de un diálogo verdadero. Ejemplo de estas agrupaciones son las referentes al "neo-ateismo" y las "nuevas espiritualidades". Las dos convertidas en industrias en crecimiento continuo, facturando millones en libros, conferencias, programas en medios, etc. Aquí sendos gurús de estas corrientes sientan su posición. Vale reconocerles, al menos, la disposición a un cierto nivel de diálogo, así sea superficial: a la postre este &q
Las redes sociales, como cualquier herramienta, no son esencialmente “buenas” o “malas”, sino que dependen del uso que hagamos de ellas. No obstante, vale tener siempre presente que darles un uso provechoso no es tarea fácil. Partamos del siguiente hecho: los propietarios de estas redes están interesados en que les demos el peor de los usos. Su intención es explotar nuestras debilidades emocionales, para generarnos una dependencia que es útil para que prospere su negocio.
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